miércoles, 11 de noviembre de 2009

Tchaikovsky, criatura de porcelana


Piotr Illich Tchaikovsky fue el más importante de los compositores rusos del siglo XIX. Nació el 7 de mayo de 1840 en la ciudad rusa de Votkinsk, al este de Moscú. Su padre, Ilya Petrovich, era ingeniero minero y trabajaba a cargo de una importante mina. La familia vivía al estilo de los grandes terratenientes de la época, tenían una casa imponente y un gran personal a su servicio. Las fuentes rusas mencionan que incluso tuvo bajo sus órdenes una compañía de cien cosacos. Ilya Petrovich se casó con Alexandra Adreievna D´Assier, una aristócrata de origen francés, bella y refinada. De esta unión, nacieron seis hijos de los que Piotr Illich fue el segundo.





Tchaikovsky tuvo en sus primeros años como institutriz a Fanny Dürbach. Inicialmente, esta institutriz suiza fue elegida para dar las primeras clases a los hermanos mayores de Piotr Illich, pero éste con apenas cuatro años y medio, insistió para que a él también le dieran las primeras lecciones y así lo determinó su padre. La institutriz permaneció en casa de Piotr Illich durante cuatro años y esos años fueron para el pequeño “un extraordinario período de rápido desarrollo mental”. A los seis años, Tchaikovsky hablaba perfecta y fluidamente el francés y el alemán. Fanny quedó encantada con este niño, que además era muy sensible y cada vez que era regañado quedaba muy afectado. Esta característica de Piotr llevó a la institutriz a darle el apelativo de “criatura de porcelana”. El compositor tenía especial capacidad para la música, aprendió a tocar el piano y tan concentrado se mantenía cada vez que lo tocaba, que luego quedaba con frecuencia exhausto, nervioso e insomne.
Piotr adoraba a su madre, pero en 1854 falleció a raíz del cólera. Este hecho marcó la vida de Tchaikovsky. Se dice que de su madre Piotr heredó el carácter neurótico y que al crecer le fue imposible acercarse a otras mujeres porque la había idealizado demasiado. A lo largo de su vida Tchaikovsky mantuvo relaciones platónicas con dos mujeres mayores que él.

En 1850 la familia decidió que el joven Piotr estudiara abogacía y lo inscribieron en la Escuela de Jurisprudencia de San Petersburgo, donde permaneció hasta graduarse de abogado. Paralelo a sus estudios de derecho, continuó sus estudios de piano. A los 19 años Piotr Illich se convirtió en funcionario del Ministerio de Justicia. El empleo en el ministerio le permitió tener cierta independencia económica. Por aquella época Piotr
frecuentaba lugares frívolos y teatros, (no siempre de buena fama), pero también visitaba óperas y ballets.
En 1862, a los 22 años, Tchaicovsky se matriculó en el Conservatorio de San Petersburgo, que dirigía Anton Rubinstein. Allí estudió composición, armonía y contrapunto. Sus nuevos estudios lo absorbieron tanto que pronto fue incompatible con su trabajo en el Ministerio de Justicia. Decidió entonces renunciar a su empleo y dedicarse por entero a la música. Para tener ingresos económicos, tuvo entonces que dedicarse a dar clases de solfeo y piano.

El nacionalismo musical ruso, creado por
Mijail Glinka, consistía en la “necesidad de inspirarse en temas populares y folclóricos para crear una música auténticamente nacional y libre de influencias extranjeras”. En aquella época, el legado de Glinka fue recogido por el “Grupo de los Cinco” (Balakirev, Mussorgsky, Borodin, Cui, Rimsky–Korsakov), a los que Tchaikovsky conoció en 1868. A raíz de este contacto, Piotr Illich compuso algunas obras nacionalistas como la Sinfonía Nº 2 “Pequeña Rusia” en 1872. Las relaciones entre Tchaikovsky y el Grupo de los Cinco nunca fue estrecha, ya que éste tenía una preparación de Conservatorio, cosa que los nacionalistas rechazaban y además la inspiración de Tchaikovsky buscaba temas que no siempre eran rusos, sin embargo, su amor por la música de Glinka los unía.

En octubre de 1869, una compañía de ópera italiana hizo presentaciones en Moscú. Su estrella principal era la soprano belga Desirée Artot, quien hizo amistad con Tchaikovsky, sin embargo el compositor se enamoró platónicamente: “rara vez he encontrado a una mujer tan amable, buena e inteligente”, comentaba en una carta a su hermano Modest. A pesar de frecuentarla, a los pocos meses Desirée se casó con otro hombre, pronto Tchaikovsky la olvidó y se dedicó a componer su primera ópera: “El Vóivoda”.

Entre 1869 y 1875, la carrera de Tchaikovsky se consolidó, lo que le proporcionó cierta estabilidad económica. Su temperamento, sin embargo, era inestable. Siempre oscilante entre la euforia y la depresión. En esta época compuso sus obras obertura-fantasía “Romeo y Julieta”, el cuarteto para cuerdas Nº 1, el concierto para piano Nº 1, las sinfonías 2ª y 3ª, la ópera “Oprichnik” y el célebre ballet “El Lago de los Cisnes”.

Ya a esa altura Piotr Illich tenía fama y con ella también se desataron las envidias y habladurías, ya que había llegado a ser un compositor reconocido pero también, en forma soterrada, los comentarios sobre su homosexualidad comenzaron a circular por la sociedad moscovita de la época.

En marzo de 1877, cuando se encontraba componiendo su ópera “Eugenio Oneguin”, Tchaikovsky recibió una carta de amor de una desconocida, a la que siguieron otras apasionadas misivas. Ella, Antonia Milyukova, le decía que había sido su alumna, pero Tchaikovsky no la recordaba, por lo que no contestaba las cartas que recibía de ella. Incluso amenazó con matarse si Tchaikovsky no le contestaba. Entonces el compositor la visitó y le pareció agradable, con una “mediana educación”, y decidió casarse para “satisfacer al padre que lo presionaba, para acallar todo rumor sobre su homosexualidad y para cumplir con su destino”.

Piotr Illich Tchaikovsky y Antonia Milyukova se casaron el 18 de julio de 1877. Él tenía 37 años y ella, 28. Antonia resultó una mujer desequilibrada y pesó en la decisión de matrimonio del compositor la creencia de que “con el matrimonio podría superar sus tendencias homosexuales”, pero se equivocó. La unión física no llegó a consumarse. Luego de dos meses de sufrimiento de la pareja y después de intentar suicidarse, Tchaikovsky decidió separarse y marchó a Suiza. Años después, en 1896, Antonia murió en un manicomio.

Poco antes de conocer a Antonia Milyukova, Tchaikovsky conoció a una mujer muy diferente a Antonia, que luego sería su segundo amor platónico. En 1876, el compositor inició una relación epistolar con Nadezhda Von Meck, mayor que él, viuda, rica, madre de doce hijos y "mujer culta”. Una vez, ella asistió a un concierto donde se tocó música de Tchaikovsky y se enamoró de su música. Ella le propuso donarle sumas de dinero para que él pudiera dedicarse a componer sin preocupaciones económicas. Tchaikovsky aceptó la propuesta y entre ambos se estableció una relación platónica y a la vez que económica, pero sólo por cartas. Uno de los frutos de esta relación fue la Sinfonía Nº 4, que el compositor se la dedicó.

Todo marchó bien hasta diciembre de 1890, fecha en que ella rompió bruscamente la
relación argumentando que estaba en bancarrota, sin embargo esto no era cierto. Se dice que Nadezhda Von Meck creía que era amada por Tchaikovsky, sin embargo escuchó las murmuraciones sobre la supuesta homosexualidad de él y éstas la disuadieron de continuar con la relación. Al margen de la razón que ella arguyera, cierta o no, lo real es que esta ruptura fue un duro golpe para el músico. La relación epistolar se había prolongado durante 13 años, tiempo en el cual nunca hablaron en persona. A pesar de la ruptura, Nadezhda siguió la carrera de Tchaikovsky. Curiosamente, ella murió dos meses después del fallecimiento del compositor.

Entre 1880 y 1890, Tchaikovsky vivió sus mejores años. Con la ayuda de Nadezhda Von Meck, más el aporte económico de sus obras, pudo dedicar todo su tiempo a componer y viajar. Abandonó el conservatorio y pasaba largas temporadas en la casa campestre de su hermana Alexandra, en Kemenk. Realizó varios viajes y giras por Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia. Fue una época de gran estabilidad emocional.

De la primera mitad de esta década datan obras como la Obertura 1812, la “Serenata para cuerdas”, el “Capricho italiano”, el trío “En memoria de un gran artista” (en honor a Nicolai Rubinstein) y la sinfonía “Manfred”. En 1885 compró una casa de campo en Klin, entre Moscú y San Petersburgo.

A partir de 1885, la fama de Tchaikovsky como compositor creció extraordinariamente en Rusia y en el resto de Europa e incluso traspasó el Atlántico hasta Estados Unidos. El zar Alejandro III le concedió la Gran Cruz de San Vladimir, que lo reconocía como compositor oficial, y más aún, le dio su amistad. En 1887, debutó como director. Varios críticos, entre ellos el francés Saint Saënz, lo declararon el más genial de los compositores rusos. En 1890 fue invitado a inaugurar el auditórium Carnegie Hall de Nueva York y en 1893, fue miembro de honor de la Academia Francesa y doctor honoris causa de la Universidad de Cambridge.

A pesar de sus éxitos y a raíz de su ruptura con Nadezhda Von Meck, en 1890 Tchaikovsky volvió a sus períodos de depresión. Pero su actividad creadora no se interrumpió y compuso la suite “Mozartiana”, la Sinfonía Nº 5, “La Bella Durmiente” y la ópera “Yolanda”. También escribió sus dos obras más famosas: el ballet “Cascanueces” y la Sinfonía Nº 6 “Patética”. Sobre esta sinfonía Tchaikovsky escribió: “la quiero como no he querido nunca a ninguna de mis partituras. No exagero, toda mi alma está en esta sinfonía”.

Según la versión oficial, tres días después del estreno de la Sinfonía Nº 6 “Patética”, en octubre de 1893, Tchaikovsky sintió un malestar, se negó a comer y bebió un vaso con agua sin hervir, a pesar de que en San Petersburgo se había declarado una epidemia de cólera. El 3 de noviembre de ese mismo año se supo que había contraído la enfermedad, de la que murió el 6 de noviembre, en San Petersburgo, a los 53 años. En Rusia fue extremadamente sentida la muerte de Piotr Illich, tanto que el zar ruso declaró: “Tenemos muchos duques y varones, pero sólo un Tchaikovsky”.

Investigaciones recientes sugieren otra hipótesis sobre su muerte. Sostienen que un duque de la corte zarista descubrió que Tchaikovsky acosaba a su hijo. El duque escribió una carta al zar denunciando al compositor, pero la carta llegó a las manos de un importante senador que había estudiado con Tchaikovsky en la Escuela de Jurisprudencia de San Petersburgo. Espantado, se formó una corte para juzgarlo, fue citado, juzgado y sentenciado. La corte acordó que sólo había un camino para salvar el honor de todos: Piotr Illich Tchaikovsky, debía suicidarse. Entonces él se habría envenenado bebiendo arsénico.

La realidad es que sobre el fin de este extraordinario compositor ruso, hay más dudas que certezas.

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